miércoles, 22 de agosto de 2012

Hay mi boca!...


Quien no ha tenido lo que solemos llamara, “una llaguita en la boca”?, podría afirmar sin equivocarme que prácticamente el 99% de nosotros. Estas lesiones son denominadas Aftas bucales, son terriblemente molestas y fastidiosas, en ocasiones duraderas y parece que todo, absolutamente todo incide sobre ellas, comida, la lengua, nos mordemos, etc.… Hoy vamos a hablar un poquito de ellas, como se producen, como podemos tratarlas y en caso de poder prevenirlas como poder hacerlo.
 Un afta es una pequeña úlcera o llaga abierta que aparece en el tejido mucoso que recubre el interior de la boca. Esta ser única o aparecer en grupo y  tiene un aspecto blanquecino o amarillento, con un halo enrojecido alrededor. Estas pequeñas heridas suelen localizarse en la parte interior de las mejillas, en la base de las encías, en el velo del paladar, en la lengua, y en la zona interior de los labios.
 Se trata de lesiones muy dolorosas, benignas y a diferencia de las heridas bucales causadas por determinados factores como el virus del herpes labial, no son contagiosas. Por lo general una vez se ha tenido un afta, es muy probable que esta reaparezca cada cierto tiempo, en el mismo, o en distinto lugar… son así de especiales
 Las causas de la aparición de las aftas bucales, puede estar ligada a diversos factores como los factores hereditarios, prácticamente en la mitad de los casos el paciente tiene algún pariente de primer grado que presenta esta misma afección. Los individuos cuyos progenitores (ambos) padecen el problema, tienen un 90% de probabilidades de sufrirlo. Las agresiones mecánicas, son otra causa muy frecuente de producción, ya que el simple hecho de morderse mientras se mastica la comida, o recibir un rasguño durante un tratamiento bucal o causado por un diente dañado, pueden constituir un motivo para la aparición de un afta. Así mismo, los problemas del sistema inmune como una bajada de defensas a consecuencia de un catarro o de una situación de estrés, puede dar lugar a la aparición de la lesión. El estrés, ansiedad, problemas emocionales, alergias o intolerancias a ciertos alimentos, infecciones virales, desequilibrios hormonales, (aparecen con frecuencia antes o durante el periodo menstrual), y deficiencias alimentarias, principalmente las relacionadas con deficiencia en hierro, ácido fólico y vitamina B12, son otras de las causas comunes de aparición de estas molestas “amigas” bucales.
 En muchas ocasiones, las lesiones producidas por el virus del herpes simple son también referidas como aftas bucales. Pueden apreciarse diferencias notables entre la lesión típicamente conocida como afta y el herpes labial. Este último suele localizarse alrededor de la boca, por fuera. En sus primeras etapas forma pequeñas ampollas rellenas de líquido, que posteriormente se romperán liberando su contenido. A medida que sana, irá secándose y formará una costra. La calentura (nombre que recibe coloquialmente esta lesión) es dolorosa y produce picor. El virus del herpes simple es fácilmente transmitido por contacto físico con una persona infectada o contacto con utensilios contaminados (cubiertos, cepillos de dientes, toallas...). Al igual que las aftas bucales, se trata de lesiones de poca gravedad que no requieren excesivas atenciones. Por lo general la herida desaparece por sí sola; además, en las farmacias se pueden encontrar diversos productos antivirales que disminuyen los síntomas
 Las aftas bucales son lesiones que no implican complicaciones y que desaparecen por sí mismas en un periodo normalmente no superior a 7 días. Por esta razón, en muchos casos no es necesario realizar un diagnóstico preciso, el cual consistiría en una observación directa de la lesión y en caso de recurrencias muy persistentes puede procederse a un estudio más detallado para eliminar la sospecha de otras causas u otras patologías subyacentes.
 Por lo general, las aftas suelen desaparecer al cabo de unos días sin necesidad de aplicar ningún tratamiento. Los productos que se venden en farmacias, tales como enjuagues bucales, resultan efectivos para aliviar el dolor producido por la llaga (anestésicos locales como la lidocaína al 2%). También pueden adquirirse antiinflamatorios tópicos (como los corticosteroides). Así mismo deben evitarse los alimentos muy calientes o condimentados, o aquellos que sean muy ácidos, como los cítricos. Los enjuagues deben ser suaves, y pueden comprarse en la farmacia, o prepararse en casa con una mezcla de agua templada y sal, con la que se realizarán 2 ó 3 enjuagues diarios. Mientras la herida persiste es especialmente importante mantener una higiene adecuada de la boca y cepillar los dientes tras cada comida para evitar infecciones bacterianas. Después del cepillado, se pueden emplear colutorios que contengan agentes antisépticos, que actúan contra las bacterias presentes en la boca.
 La manera más eficaz de prevenir la reaparición de las aftas es tratar de llevar una alimentación equilibrada, evitar las situaciones que nos generen ansiedad o estrés, en la medida de lo posible, y cuidar nuestra higiene y salud bucal. Además, pueden tomarse algunas medidas preventivas respecto a los alimentos que consumimos, tratando de evitar comidas ácidas, picantes, o excesivamente condimentadas.
 Como siempre digo, espero haberos aclarado algunas dudas y que esto os sirva de ayuda.
R.

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