lunes, 26 de noviembre de 2012

... Vuelve otro año más...


   Otro año vuelve el espíritu navideño a nuestras vidas... tanto si nos gusta como si no, ( a mi particularmente me encanta!!). Y los escaparates de las tiendas, hace casi un mes que están plagados de bolas, estrellas, serpentinas, luces y demás adornos típicos de estas fechas. Los supermercados ya han tenido que reponer un par de veces los dulces típicos navideños y están adornando las ciudades.
   Esperemos que este año, la crisis no empañe las fiestas. Además creo que el menor poder adquisitivo de las familias, agudizara nuestro ingenio. El estado no ha favorecido mucho al ciudadano de a pie… pero sé que eso no mermará nuestros buenos deseos de año nuevo.
   Ahora más que nunca mereceos que ese espíritu de "buen rollo", nos inunde y nos haga olvidarnos por unos días de todos los problemas del día a día... Tratemos de sonreír al mes de Diciembre… las sonrisas son gratis… eso si que el gobierno no nos las podrá quitar!
   Feliz preparación de la Navidad!.

R.

viernes, 23 de noviembre de 2012

... Doña Ansiedad...

   Quien en algún momento de la vida no ha padecido una crisis de angustia o las también llamadas crisis de ansiedad?... Yo diría que un alto porcentaje de la población ha pasado por algún episodio a lo largo de su vida. Ante todo me gustaría desmitificar que lo que en un principio puede parecer un cuadro grave, con sensación de muerte…no lo es tanto. Vamos a tratar de ver un poquito de que se trata.
   La crisis de angustia, también llamada crisis de ansiedad o ataque de pánico, corresponde a la aparición más o menos repentina, muchas veces sin motivo aparente, de una sensación de miedo intenso acompañado de un importante malestar corporal y una serie de síntomas, que pueden variar entre diferentes personas.

   Estos síntomas pueden ser muy similares a los que se experimentan tras un susto o amenaza externa. Es como si esta respuesta corporal se hubiera hecho muy sensible, saltando la señal de alarma de forma automática, en situaciones normales y no peligrosas.
   A veces no resulta fácil ver cuál es la situación que desencadena una crisis de ansiedad, pero siempre hay una causa, y en muchas ocasiones está relacionada con los propios pensamientos y sensaciones. Por ello, analizar esos pensamientos es el primer paso para afrontar la ansiedad, de forma que puedas aprender a controlar dichos pensamientos antes de que llegue la crisis.
Respecto a la respiración, es bueno practicar a menudo cómo respirar, fuera de la crisis, para que cuando llegue la misma poder sentarte a realizar la técnica. Se trataría de tomar aire lentamente, llenar los pulmones despacio, retenerlo un par de segundos, y expulsarlo también lentamente. Es necesario practicarlo varias veces al día, durante algunos minutos cada vez.

¿Cuáles son estos cambios físicos debidos a la ansiedad y su explicación real?
  • Taquicardia. Ante una situación estresante, el corazón reacciona bombeando más fuerte y rápido para enviar sangre a las zonas vitales que lo necesitan, y así preservar la vida.
  • Pérdida de sensibilidad, palidez, frío. La sangre se concentra en las vísceras, dejando las zonas periféricas con un riego menor.
  • Ahogo, falta de aire, hiperventilación. Aumento de O2 en sangre (estado contrario al ahogo)
  • Bajada de la presión arterial. Producida por la hiperventilación.
  • Dolor en pecho y/o brazo, pinchazos. Tensión muscular en la zona, posturas incorrectas y tensas prolongadas. Patrón anómalo de respiración.
  • Calor, sudor, sofoco. Aumento de temperatura corporal en las zonas vitales, el organismo pone en funcionamiento el sistema de enfriamento (glándulas sudoríferas)
  • Boca seca, náuseas, sensaciones en el estómago. Descenso de la activación del sistema digestivo.
  • Ver “lucecitas”. Sensación molesta de la luz, manchas en la visión. Las pupilas se dilatan para aumentar el campo de visión periférica.
  • Temblores, pinchazos y calambres. Tensión muscular excesiva.
   A pesar de que para hacer un diagnóstico de crisis de ansiedad suele ser suficiente un relativamente pequeño número de síntomas de la reducida lista anterior, en la práctica la variabilidad y diversidad de éstos es mucho mayor, pudiendo afectar y alterar un gran número de sistemas corporales, lo que llega a confundir aún más a la persona que lo sufre.

   Resumiendo, la crisis suele comenzar de forma brusca, alcanzando su máxima intensidad a los diez minutos o menos. No necesariamente debe existir una situación amenazante o un desencadenante claro, pudiendo encontrarse la persona más o menos tranquila en los momentos previos o incluso dormida. Además de aparecer algunos de los síntomas corporales de los listados anteriores, y que varían de persona a persona, este estado va acompañado de una intensa sensación de peligro, muerte inminente y la imperiosa necesidad de pedir ayuda o escapar. El tratamiento de las crisis de pánico es una combinación de medidas farmacológicas y psicoterapéuticas, en general de tiempo breve y de buen pronostico, no representando un riesgo para la salud física.

   Como siempre, espero sinceramente haberos ayudado un poquito a comprender esta patología.

R.

viernes, 9 de noviembre de 2012

...DoñaTensión...

   Hoy me gustaria presentaros a una Sra muy importante en nuestras vidas, Doña tensión. Es muy particular, a veces es Sra. Hipertensión y otras Sra. Hipotensión, pero hoy quiero que connozcais a la Sra Hiper....  
   En general la hipertensión arterial por sí misma NO produce ningún síntoma. Por ello se dice que la hipertensión arterial es una enfermedad traicionera, que sutilmente va minando nuestra salud hasta que el daño es tan grande que se expresa con complicaciones graves e irreversibles: pérdida de visión, parálisis, incapacidad para hablar o hacerse entender, etc.
En ocasiones la hipertensión arterial se acompaña de algunos síntomas, que, sin embargo, no son específicos de la enfermedad y se deben a otros factores asociados.
   Aún siendo así, debe tomarse la tensión arterial cualquier persona que note algunos de estos síntomas: Dolor de cabeza, sobre todo si aparece por la mañana, al levantarte, y se localiza en el occipucio. Vértigos. Zumbidos de oídos. Alteraciones en la vista. Hemorragias por la nariz o en la conjuntiva, junto al ojo. Oleadas de calor y enrojecimiento en la cara o el cuello. Palpitaciones o sensación de latidos en el corazón. Taquicardias o aceleración de la frecuencia del pulso por encima de 100 latidos por minuto.
   No obstante la mayoría de los pacientes hipertensos están asintomáticos (sin síntomas ni molestias subjetivas) hasta el fatídico momento en que se presenta una complicación. Aunque una sola determinación anormal no sea suficiente para hacer el diagnóstico definitivo de hipertensión arterial, ese hallazgo aislado no debe dejarse en el olvido.
   Todo paciente en el que se descubre una tensión arterial elevada, aunque solo sea una vez, debe ser advertido de esa circunstancia, y someterse a sucesivas determinaciones de la tensión arterial (en diversas condiciones). De otra parte estos pacientes deben ser instruidos para que realicen medidas preventivas que eviten que su "hipertensión arterial transitoria" pase a ser hipertensión arterial "estable". También debe someterse a algunas exploraciones médicas encaminadas a descartar compromiso de diversos órganos "diana" especialmente predispuestos a afectarse por la hipertensión arterial: corazón, retina, riñón.
   La tensión arterial es muy variable de unas personas a otras, pero además es muy variable en todas y cada una de las personas individualmente consideradas, o sea, que mi tensión arterial no es igual que la de usted o la de cualquier vecino o pariente. Pero además, de otra parte, en cada uno de nosotros, la tensión arterial cambia con frecuencia, más o menos acusadamente: variabilidad intrapersonal. Mi tensión arterial, y la de usted, varía con frecuencia a lo largo del año, del día, e incluso de unos minutos a otros.
Veamos algunos cambios importantes que conviene tener en cuenta:
   En verano la tensión arterial suele ser menor que en invierno. En verano, con el calor, se produce vasodilatación para favorecer la pérdida de temperatura corporal, consecuentemente la tensión arterial baja. Si una persona se expone demasiado al sol en verano, sobre todo si no repone los líquidos adecuadamente, puede sufrir una hipotensión muy grave.
   En invierno, el frío provoca vasoconstricción (estrechamiento de las arterias) para evitar que se pierda calor por la piel, y a la vez sube la tensión arterial. La elevación tensional y el estrechamiento de las arterias coronarias, provocados por el frío invernal, pueden desencadenar angina de pecho en personas susceptibles.
   La altitud (montaña) favorece el aumento de la tensión arterial, mientras que las estancias a nivel del mar reducen la tensión arterial. Por eso no es recomendable el alpinismo para los hipertensos.
   En cambio las estancias en la playa, a nivel del mar, pueden normalizar una hipertensión arterial patológica o disminuir la necesidad de medicamentos antihipertensivos.
   En los días de trabajo generalmente aumenta la tensión arterial, por el estrés que suele conllevar. Unas plácidas vacaciones generalmente reducen la necesidad de medicamentos en los hipertensos. Paradójicamente las personas que disfrutan de un trabajo vocacional o agradable, se sienten mejor mientras realizan sus actividades habituales que cuando se ven sometidos a periodos de aburrida inactividad. Por desgracia no son demasiado frecuentes esas envidiables situaciones de trabajadores felices.
   A lo largo del día la tensión arterial, al igual que otras funciones corporales, sufre variaciones bien conocidas, formando parte del denominado ciclo circadiano. De madrugada la tensión arterial es especialmente baja y posteriormente, en las horas del despertar matutino, la tensión arterial aumenta hasta un valor máximo, al parecer necesario para "ponernos en marcha". En estas horas matutinas, si la tensión arterial no está bien controlada, el riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares es máximo: infartos y accidentes vasculares cerebrales. Al realizar una comida muy abundante se producen cambios selectivos del flujo de sangre hacia las vísceras abdominales, lo que influye en la tensión arterial, en parte aumentándola por aumento del flujo y en parte reduciéndola por acumulación sanguínea en el abdomen.
   Si en estas circunstancias se produce una vasodilatación general, por ejemplo por un esfuerzo inusual o un baño intempestivo, el resultado puede ser fatal, dando lugar a una grave hipotensión o choque (shock), que puede ser mortal, sobre todo si sucede estando dentro del agua: ahogamiento por "corte de digestión".
   Muchos otros factores influyen en que la tensión arterial cambie de unos momentos a otros, a veces en forma muy acusada: cambios en la postura corporal, variaciones en la temperatura y humedad ambiente, toma de ciertas sustancias, etc. La mayor parte de los hipertensos son esenciales, debido a la acción conjunta de varios factores: herencia, constitución, raza, factores psicológicos, tipo de alimentación y hábitos de vida. En ellos se encuentra una causa concreta conocida de hipertensión arterial: insuficiencia del riñón (primaria o secundaria), estrechamiento de las arterias aorta o renales, tumores productores de sustancias vasoconstrictoras, enfermedades del sistema nervioso o por factores extrínsecos o tóxicos.
   ¿Cuales son los factores extrínsecos o tóxicos de hipertensión arterial?
Pueden provocar hipertensión arterial secundaria los siguientes factores extrínsecos o tóxicos:
- Consumo de drogas, medicamentos u otras sustancias que pueden aumentar patológicamente la hipertensión arterial:
- Los anovulatorios, usados a veces por chicas jóvenes sin conocimiento de sus familiares.
- El alcohol a dosis moderadas-altas puede dar lugar a lesiones del corazón, hígado, e hipertensión arterial.
- La cocaína produce crisis hipertensivas que pueden complicarse, sobre todo si coinciden con la ingesta masiva de alcohol.
- Los preparados anticatarrales, sobre todo los jarabes y las gotas nasales vasoconstrictoras con frecuencia tienen medicamentos que estimulan el sistema simpático y producen elevación de la tensión arterial.
   La mayor parte de los hipertensos esenciales, al igual que los diabéticos y otros enfermos, somos pacientes crónicos, que debemos seguir tratamiento y régimen apropiado durante muchos años, probablemente durante toda nuestra vida.
   Afortunadamente es muy probable que nuestra vida, a pesar de esa aparente carga, sea más prolongada y confortable que la de cualquier otro vecino sanote y despreocupado que todos tenemos. Es posible que a él las enfermedades cardiovasculares le lleguen algo después pero le pillen más desprevenido y se lo hagan pasar peor.
   Si la hipertensión arterial no suele dar síntomas, ¿cómo se entera uno de que es hipertenso? Solamente de una manera: tomándose la tensión arterial periódicamente.
La tensión arterial debemos tomárnosla como medición de rutina, al menos en cuanto pasamos la adolescencia. Y repetir de vez en cuando la medición, aunque en todas las ocasiones anteriores los valores hayan sido normales. No se es hipertenso "desde siempre", como se es europeo o japonés. Uno se hace hipertenso, como se hace mayor, canoso o calvo. De igual forma, repite las mediciones de tu tensión arterial con más frecuencia si tienes algunos factores de riesgo (familiares hipertensos, obesidad, etc.) o vas dejando de ser "joven".
  Como siempre, espero haberos ayudado.
R.