sábado, 25 de octubre de 2014

...No puedo dormir!!.

A quién no le ha ocurrido alguna vez el no poder dormir?, creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos sido víctimas del insomnio. Hoy me gustaría ver con vosotros un poquito de sus causas, consecuencias y como poder evitarlo. Algo que puede parecernos una tontería no lo es en absoluto, el descansar poco o mal repercute en nuestro día a día, en nuestras relaciones personales e incluso en como nos sentimos con nosotros mismos....
El insomnio se caracteriza por una dificultad continuada en la conciliación, mantenimiento o calidad del sueño, pese a dis­poner de tiempo y oportunidad para dormir adecuadamente. En los niños el insomnio suele manifestarse como una resis­tencia a ir a la cama o a dormir de forma independiente (sin los padres o cuidadores). El insomnio afecta al sujeto por la noche y durante el día, cuando sufre las consecuencias del descanso insuficiente. Esto diferencia el insomnio verdadero del “dormidor corto” que precisa pocas horas de sueño pero se siente descansado por la mañana y permanece plenamente operativo durante el día.
Las rutinas irregulares de sueño-vigilia con ausencia de ho­rarios estables para acostarse y levantarse, junto con variacio­nes de costumbres sociales y horarios de desayuno, comida y cena, etc. provocan “debilidad” o desincronización de los rit­mos sueño-vigilia. Esto conlleva una escasa propensión al sueño nocturno y una tendencia a la somnolencia diurna. El exceso de bebidas excitantes y fármacos estimulantes del sistema nervioso central (SNC) debe obviamente pros­cribirse. El alcohol puede facilitar el inicio del sueño pero posteriormente lo fragmenta. La abstinencia de fármacos de­presores del SNC provoca insomnio de “rebote”.
Hay un tipo de insomnio llamado psicofsiológico, en este trastorno, se desarrolla una progresiva asociación de la habitación y la cama con la vigilia. De hecho, estos pacien­tes pueden caer dormidos cuando no se lo proponen, y me­joran sustancialmente cuando duermen en una habitación inhabitual, por ejemplo en un hotel. Este trastorno es fre­cuentemente agudo y autolimitado (insomnio situacional, relacionado con un evento estresante determinado), pero puede perpetuarse (insomnio psicofisiológico crónico).
Se ha demostrado que en 3 de cada 4 pacientes con insomnio crónico la causa es psicopatológica, frecuentemente depresión y/o ansiedad. La depresión provoca típicamente acortamiento del tiempo to­tal de sueño por despertar precoz con incapacidad para re­anudar el sueño. El trastorno por ansiedad generalizada oca­siona dificultad para el inicio y/o el mantenimiento del sueño. El tratamiento pertinente con antidepresivos y/o an­siolíticos debe corregir el insomnio debido a depresión o ansiedad respectivamente.
También cabe destacar, que existen diversas enfermedades médicas que pueden ocasionar insomnio por la irrupción de síntomas nocturnos como dolor, disnea, tos, reflujo gastroesofágico, etc., que pueden dificul­tar la conciliación del sueño o interrumpirlo. A su vez, algunos tratamientos de estas alteraciones pueden perpetuar el insom­nio. Entre las enfermedades neurológicas que pueden ocasio­nar insomnio se encuentran las cefaleas nocturnas, las enfer­medades degenerativas, el traumatismo craneoencefálico y el síndrome postraumático.
¿Como podemos tratar el insomnio?, el objetivo del tratamiento es identificar y corregir la causa que lo provoca y evitar enérgicamente su perpetuación. Los fármacos hipnóticos están indicados en el insomnio agudo, que suele depender de un factor estresante circunstancial, pero es controvertido su uso en el insomnio crónico. Sin em­bargo, los pacientes deben dormir y, en esos casos, se asume como mal menor prescribir hipnóticos administrados de for­ma intermitente 2-3 veces por semana.). En casos leves, o como primer escalón de tratamiento, puede aprovecharse el efecto secundario, hipnótico, de los antihistamínicos.
El tratamiento del insomnio comprende también una se­rie de técnicas no farmacológicas potencialmente eficaces: terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación, entrena­miento autógeno, meditación, bio-feedback y técnicas de con­trol de estímulos.
Hay todo un mundo detrás de algo tan simple y a la vez tan complejo como el no poder dormir o hacerlo mal. Volveremos sobre este tema en otro post para conocerlo un poquito mejor.
Como siempre … por aquí andamos!
R.